Además de un buen rendimiento de vuelo, un avión en ruta también necesita un equilibrio adecuado, resistencia y facilidad de control. Cumplir todos estos requisitos es un objetivo difícil para los diseñadores de aviones.
Hay tres etapas principales de vuelo: despegue, vuelo y aterrizaje. El vuelo propiamente dicho, a su vez, tiene cuatro modos: vuelo horizontal, ascenso, descenso y maniobra. Es crucial que el avión esté equilibrado (es decir, que su peso se distribuya uniformemente) durante todas estas etapas y modos.
¿Qué implica esto? Matemáticamente, el equilibrio se consigue cuando la suma total de todas las fuerzas y momentos que inciden en el avión es igual a cero. Para eso están los controles de dirección del avión. ¿Qué ocurre si un piloto no consigue equilibrar el avión? Un vistazo a los participantes del espectáculo Red Bull Flugtag lo deja bastante claro.
La falta de equilibrio crea fuerzas y momentos aerodinámicos inestables que pueden reequilibrar el avión o, por el contrario, hacer que se incline aún más.
El sistema de peso y equilibrio permite distribuir adecuadamente a los pasajeros, el equipaje y la carga en las cabinas y bodegas del avión, garantizando la máxima seguridad y comodidad.
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