Los retenes radiales constan de un único labio adherido a un soporte metálico y con un muelle toroidal. Existen muchas variantes distintas del retén radial, con o sin labio guardapolvo integrado. Estos labios guardapolvo se pueden instalar en el ancho de la junta o fuera de su base. Para funcionar correctamente, deben mantener una delgada película de fluido debajo del labio. Esta película actúa como lubricante y permite formar un menisco al otro lado del labio. Los retenes radiales también pueden incluir ayudas hidrodinámicas que creen una estanquidad positiva al reconducir cualquier fuga de aceite de vuelta al sistema. Permiten utilizar una plantilla de apoyo metálica para presiones superiores al valor recomendado de 0,05 MPa (7,3 psi).