El temple químico se emplea especialmente para la solidificación de vidrios finos de hasta 3 mm de grosor. El pretensado químico es recomendable porque se conserva la planicidad de la superficie. Los fabricantes de fotocopiadoras, módulos solares, microondas, aparatos de medición, así como las empresas de tecnología en iluminación, tecnología automovilística y muchos otros usuarios de vidrios planos aprovechan la posibilidad de emplear vidrios resistentes en sus productos. Casi todos los vidrios con un elevado porcentaje de sodio se pueden solidificar mediante un intercambio de iones.