El funcionamiento de los aeropuertos produce distintos tipos de aguas residuales que se originan en las habituales operaciones aeroportuarias, de hangar y de logística, como también por la carga de combustibles en los tanques y la limpieza de los aviones. Los efluentes de las pistas de aterrizaje están contaminados con aceites, lubricantes, detergentes y otros químicos.